Juan Aiub, Tres de Subcutáneo



cuatro

F tenía mi misma edad
no llegué a conocerlo
murió la semana pasada
era un pibe normal
un día comenzó a indagar
como lo hemos hecho todos
más tarde o más temprano
la intensidad de su búsqueda creció
y la avidez de datos
tomó valor de respiración
entrevistó:
familia
amigos
compañeros de militancia
vecinos
reconstrucción total
en orden cronológico inverso
desde el secuestro de sus padres
pronto descubrió
que la información que disponía
no era suficiente
para cubrir las 24 horas de cada uno de los días
de su cuenta regresiva
se vio obligado a friccionar aquello que desconocía
continuó:
compañeros de primaria
comerciantes del barrio
el odontólogo que había atendido a su padre
                 una única vez a los 8 años
todo en grandes biblioratos
que alimentaba con hojas
escritas en una vieja Olivetti
(según cuentan había pertenecido a su padre)
escribía y escribía
solo paraba para comer
y para cumplir su cronograma de entrevistas
la desatención sobre si mismo
cada vez más evidente
no se bañaba ni afeitaba
tampoco cambiaba sus ropas
ni limpiaba su departamento
reproducir un día de la vida de sus padres
le llevaba más o menos un día de su propia vida
aprovechaba las horas que dormían en el relato
para dormir también él
muchas veces se despertaba exaltado a mitad de la noche
tomaba la máquina y describía minuciosamente
una escena de sexo entre sus padres
pronto había entrado en régimen
describir el grado de detalle que se había propuesto
le llevaría el mismo tiempo que ellos habían vivido
pero nada lo detuvo
cuando no quedaron posibles entrevistados
dejó de salir
permaneció encerrado escribiendo
con la única compañía de su gato
cuya orina terminó por matarlo de toxoplasmosis

lo encontraron días después
a causa del hedor que emanaba de su departamento
no se había dejado morir
mucho menos se sintió vencido
el convencimiento
que tenía sobre lo indispensable
irrenunciable de su obra
le habrían dado vida eterna
cuando dieron con los 114 biblioratos
descubrieron
que desde hacía un tiempo
aparecía en aquella representación meticulosa
infinita
el propio F como personaje
interactuando en su forma adulta
con sus padres
de una edad similar


seis

nuestro primer viaje en auto
en muchos años
debemos pensar epitafio
a la altura del poeta
que invoque la gesta
y el futuro

discutimos
poner cruz en tu tumba
no me río
me cuesta creer
que conserves aún
algo de aquel monaguillo

coincidimos
prisma puro
mármol oscuro
sobrio
nada de placas
tus hijos y nietos no te olvidan
cuidaremos juntos
no mojar
pequeños pies en mercurio

tu tumba entre miles
domingo
ritual de cementerio
flores plásticas
muertos de muerte natural
viudas sin entender
olor tierra abierta

solo me preparo
por si ocurre


once

él sabe qué pasó con mi madre
después de su secuestro
la historia es larga
pero sé que lo sabe sé
sé que sabe lo que yo no

expectativa púber
en tórax adulto
estalló
se hizo polvo
contra amnesia acrílica
de ropas azules
recostado en su plato
me observa
quiero saltar
balanza inmóvil
de engranajes clavados

desde aquel día
elaboro un plan
voy a extraerle
la información que me pertenece
como sea

no es miedo a parecerme
mandamiento número 11:
nunca serás como el enemigo
si temo
cruzar del otro lado de mi piel
conseguir los detalles que busco

y que
después de todo

no alcancen

para silenciar

por fin

las calandrias



Juan Aiub (La Plata, 1977).
Foto: archivo de la talita dorada. Plaza Moreno, 2 de abril de 2014.








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