MARIO PORRO: La vigilia y la roca, 1957

ediciones poesía buenos aires, 1957


a
Francisco
Lucía
Ethel



Si rompes la roca
o la vigilia
has de brotar un sueño
interminable.

__

I


Todo lo natural
se desespera
frente a la eternidad
y ella sólo se nombra
en gota de color
o en el escaso margen
que el aire le precisa.

Todo es miedo
vivir.

El hombre es alta soledad
que se derrama
y no halla el poder nombrado
de su detenimiento.

Perfil o frente, llegar
espera
se hacen silencio
viven
y el claro despertar
el alba
no hace nunca el final.

El inocente ser empieza
empieza
y elige un camino
por la linfa memoria.

___

II

Alas
son cristal
que al descender
de nube alta
se van deshaciendo
en alga
del vértice marino
en luz.

Se trasmuta tu voz
en horizonte.
Mi paso endurece
en el eco
el volumen deseante del silencio
que carcome la luz.

Furtiva la intuición
sale a decirnos
por la inquietud del aire.

Te he seguido en la ronda
del riesgo
sobre el equilibrio
de tu memoria.


soportando el relente
que extravía la luz
desprendida
quedas en el sueño.

Ahora mi paso se agiganta
en la roca dulce
y firme
que lastima.

___

III

¿Qué muro
en fracción
de goce hondo
me pone del revés
el lateral fastidio
-sobre un marco agotado
sin defensa-
mi corazón de roca?

Resbala la rueda
que opresiona el venir
y crea el movimiento si lado
de mi esperanza
al solaz
al sereno lugar
donde mi ser se pronuncie
inmenso
en el mundo
sin aire
que es al par.

En el qué volver
se va el fantástico
a su mundo,
corriendo tras sí,
por deslumbrarme
en su trastorno
-desdeñando mi canción
preparada en el tiempo-
y me deja hombre
sin hombre
neto.

Huyes
hiriendo
ineludiblemente la llanura
pie vertical.
Olvidas la flor
de su perfume.

Y al deslizar
el alba de su vértice
por ser
te abres frente a su arista
plano a plano
Piedra del despertar
que te consigue.

Inusitado ser
golpeado hasta la escama
brillante y regocijada.

Cuerpo apagado
sin espera.


Campana impalpable
que crece desde sí
el mínimo sonido
áureo
de sensación argüida
sin esquema
atravesado en el orden
arquitectural del espacio.

Purificado y poseído
por la roca.

___

IV

Mi memoria
de ras
llega a su quinto no ver.
La olímpica línea
rompiendo el natural perfil
agudo
contra el oval reojo
del sur
que guiña sin mesura
y abalanza las millas
a que el lado sin fe
la somete.


El horizonte
tras el horizonte
debilitando la soledad
caída.
Ubicación del cielo
donde nadie está.


Y crece del sonido
acostado, lento
el signo vigilante
sin transición
ni búsqueda.
Orientando al estar
con el tiempo al horizonte
que recrea
sin decir su nombre.
Acumula la arena
y el agua
y el hombre
y el fuego
y la soledad.
Deja.

___

V

Estoy allí;
es mi centro.

Todo se deforma
para acostumbrarme.

¿Dónde es?

Me abarca el movimiento
en el aire roto.


Cuando es la distancia
que vive
se aprieta la impaciencia
de mi ser
aquietado
sin el orden preciso
que tiene la vida
en vilo.
No espero;
estoy allí.

Vigilo lo imperfecto
que no penetra
el tiempo.

___1956
___

“La vigilia y la roca” es el tercer libro publicado por Mario Porro (Trenque Lauquen, 1921 – City Bell, 2001).

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