ROXANA PÁEZ: 15 POEMAS

La selección de estos poemas está dedicada a Jorge "Negro" Muiña
15 POEMAS

La relación de mis poemas con La Plata es muy "visible" en los tres textos que siguen:

La ciudad

era un sueño geométrico.

Un francés pensó por encargo
el paralelogramo.
José Hernández le puso nombre.
Y Sarmiento mandó a plantar tilos
que anidarían en los desagues.

Después de la guerra vinieron
a buscar las semillas nietas
para la Unter der Linden.

La Plata fue un sueño europeo
que tuvieron los mestizos renegados
después de viajar en transatlántico.


Gala popular

Todas las cosas movió de lugar
el « viento loco ».

Dora barría las hojas del manzano
en el patio con el pelo lila
de tormenta cálida ya por romperse.

El cielo volvió fosforescente
el verde y azuló las calles rotas,

se reflejaba
en candelabros de lavanda.

Ocho días antes del invierno
el calor misterioso anidaba
en el aire y las copas crocantes,
como un instrumento carioca
que finge el viento con semillas.

La lluvia si
La Plata mojada se vuelve
plateada y su discreción se convierte
en luz, encanto de estrella europea

con aire dador
de auténtico élan.

Pájaros que se reúnen
en los naranjos amargos.

Vendrá la lluvia y
no será la misma…
El agua que corre la chapa,
rebalsa el tacho, moja el cartón,
disuelve el piso, resbala
las herramientas pocas y

era otra lluvia, de chicos,
al pisar el agua sin conocer
su maldad.

Pisar la lluvia, por el contraste con la casa.

Lo iluminado débilmente

Mínimas partículas sólidas que se mezclan con gas
y suben al cielo,
de un objeto que llega
a temperatura muy alta
o se quema,
como el humo de una vela, de un volcán
o de la chimenea de un barco:
espeso, opaco, ligero, a veces azulado.

O las volutas del humo acre de un cuerpo,
como símbolo de una infinitud
en humaredas estatales.
El smog en la historia de otra ecología.

Pero el hombre no es hijo de aquel vapor fúnebre
que sale de un agujero.

Nubes que hacen toser, llorar y morir.
Más humo negro que nube.

Por una predilección evanescente,
el humo pasa por el agua perfumada
de un narguile,
como esta palabra.
Ésta que voy a escribir sobre la orilla
de la intimidad
que sahúma
como una rosa
el papel blanco y la pantalla blanca.

Una fogata en la calle acompañó el ruido de los metales.

Una riqueza que aparece y se va
al cabo de la mañana
en el cielo de La Plata.

Ya estamos pisando la tierra perfumada.

La gente marcha por la calle 7
y su desesperanza puede
hacerla avanzar
en la forma indecisa de un incendio.

(De Fogata de ramitas y huesos)


Otros poemas:

De Las vegas del porvenir


Beneficio de lo inútil

En la harina húmeda, el azúcar amarilla.
Banderas de la tarde,
Dionisios es dulce dulce y el té
amargo. Las migas dejan puntillos
pegajosos. Una hoja en blanco
con cristales provenientes
de recetas que viajan.

En el frío, la golosina.
En soledad, la golosina.

Una nena vuela
aletargada por el azúcar.
Se espanta en el espejo,
donde se dejan ver los mismos colors
de los juegos: quesos y frutas.
Tazas en los balcones, pócimas raras:
canela, mandarina. Olores
de recipientes mínimos.

Lo que adormece no es asesino.
Ese recinto es el asilo provisorio
de otros gastos. Hunde la cabeza
en almohadones
hasta que se desencadene
la velocidad.


De La indecisión


Die Enkelin

El abuelo ponía de noche las tazas
invertidas.
Y dejaba el frasco de café
sobre el hule para batirlo
con azúcar de mañana.
En el garage guardaba los tachos
de miel que en el invierno
eran piedras de ámbar
que las nenas mordían sin resistencia.

Era un orfebre de las tostadas
de centeno.
En el panal de harina caliente
se derretían los citrinos.
También maceraba hojas de menta
en botellas de alcohol fino
y de mirarlas impaciente
se le hacían los ojos
aguas encerradas.

Las nenas volvían
a los padres pródigos.

Iban rosadas a los cumpleaños
de primos con flequillo
que vivían cerca de un bosque.

Se mudaron a un barrio judío
donde vendían masas de ralladura de naranja
y chocolate,
cisnes de crema
y galletita a los que se les corta y chupa
el cuello,

y bolsas de chupetes
para una tercer hermana adicta.

La mamá hizo crecer
una conífera de papel afiche
con manzanas de papel metalizado
sobre la puerta que alguna vez
fue un tronco.

Qué descanso para las hermanas
dormir por separado en otros lados
con amiguitas flacas
que saltan sobre una entrada con damero
y espejos.

La mamá esperaba
al día siguiente.
Era una chica muy linda
con un porte-enfant en un pasillo
de la escuela normal.


¿Cómo reconocer a una maestra buena
en un ómnibus, dormida?

Dormida y blanca.

Los mosquitos caen
en espiral y se mueren con Schubert, siguiendo el pizzicato
con las patas al cielo.

Nenas melancólicas, nenas migrantes.

Unos gemelos en un frasco bailan.
Y ellas cantan: sól o sol asesino.


Abismos de luz

Bajamos los «caracoles»
que tenían forma
de un signo de interrogación,
en el Valiant de Beby y Eduardo Wynne.

La nieve fosforecía en la noche
y los faros alumbraban el precipicio
antes de girar. Miraba hacia atrás
el puro presente sin respuesta.
La tragedia, natural como la respiración,
fabricaba
la libertad lentamente.


Vespa

Cuerpo amarillo con bandas
negras, que inocula de golpe
y muere.

Succionaste
el monte de venus
de la mano y pasados
los días el ardor sigue todavía,

cuando el cuerpo seco
viaja en un frasquito plástico
al insectario de la escuela,

cuando el humor acre
avispa y las alas de himen
se vuelven sobre sí para
la metamorfosis completa.

La avispa comió de sus parientes,
las abejas, y royó la pulpa
ácida de las uvas, antes de armarse
y no volver al hexágono gris.


**
Me acostumbré
a la irrupción de ovejas
atravesando con saltitos dudosos
el camino
por el que paseo.

Un bailecito misántropo
sólo deseoso de volver
a la lana dormida
en el sol.

Si tuviera voz de vendedora
de duraznos y ciruelas,
me pondría a cantar.

Ese verano jugamos a los nómades.
Al avanzar, comíamos piedras
y lo concreto llenaba el pensamiento.


De Fogata de ramitas y huesos


Benzopireno del asado

Busco el agua
para hacer un círculo y encerrar el fuego.

Tus ojos
se aparecen
entre las sombras de las hojas.

Un domingo
entre los aplausos de las tablas
para comer la carne

y disponerla sin vos
-el rumor vuelto murmullo
del pensamiento.

El control remoto
y todo lo que objetivó el deseo de tocar
a distancia
mostró que el cuerpo no está
encofrado y
pocas veces se queda
ahí.

Incluso la risa no te pesca
en la red del puro presente
donde tus amigos
siguen la percusión con los cuchillos
y el vidrio.

Una respiración levanta
el orégano como una lluvia que llueve
al lado.

Todo sale,

sube
y se va,
transformándose.

La grasa cae al fuego, cruje
y vuelve como hidrocarburos aromáticos,
en los bocados,

arraigados a la lengua
como para siempre por unos segundos,
igual que yo me arraigaba en vos como para siempre.


**
Casi en la oscuridad
consumieron novelas,
poemas, aventuras entre pájaros.

¿Qué oiría en otra sucesión de lo leído?

Las hojas se ponen negras
y en ese luto radioso
el carancho chilla y se hamaca.


Contra el cielo

Hubo una nube
tóxica en Victoria,

después de la explosión
de 5000 kilos de cloro.

La lluvia inundó el depósito
de gas, convirtiéndolo en borrón del cielo
hasta el Tigre.

El oscurecimiento bastó
para que mi alrededor viniera conmigo.

Las escrituras se desplazan por las fachadas
y aunque no veo
sé que los acontecimientos futuros ya existen.


El sol arroja humo de neutrinos sobre la tierra

¿Qué porvenir te dio un poema
cuando mostró sus efectos?
Sólo en la luz escriben
las sombras.

El papel sobre un punto de apoyo,
el muslo que roza el alambre
divisor del campo.

Fuera pasa la gente
llena de futuro,
que canta
y el degradé del cielo
sobre sus pasos
en el papel se hunde
e irradia.

« Iluminaste mi vida ».

Tomame una foto así,
que la luz entre
en la cámara oscura

para que después
vea el fantasma de la luz
y lo que pueden los impulsos

y los destinos.


De Madre Ciruelo

Un nuevo punto plateado

Como si estuviera dando vueltas
por ahí
viéndolo todo
por abrir la boca y, a través mío,
anduviera moviendo
de aquí para allá las sillas,
las mesas, las cucharas.

Su vestido se seca
a la luz de la luna
entre el agua y mis pesadillas,

brillando
sobre un agujero.


Pirómana del silencio

Los primeros sonidos del espacio
recibieron retrospectivamente
el nombre « madre ».

Ma llamada también « la radio ».

Ahora que no puedo
escucharte, la radio se prende
en mí.

Miedo de un tipo
de silencio
que lleno como voz de arabescos
ejercitándome
en otras lenguas, mi lengua.

Igual que los chicos que cubren
las paredes con dibujos, que las llenan
completamente de colores/gorjeos,

que fingen figuraciones cuando son
ilustraciones de saturación
donde buscar el punto, el agujerito,

la brecha por la que podrás pasar
al otro lado como un jugador en el partido,

a cualquier lugar adonde te guíe tu deseo.


Escrito en el suelo

Alguien te dio la libreta
donde escribo y no puedo preguntarte quién fue
ni por qué la guardaste en el cajón de ropa
antes de que vos misma te fueras
al cajón,

locus horribilis,
la casa es la jungla
adonde llega toda la luz del día
sin voz.

Perdimos la palabra. ¿Dónde está
en todo este desorden?


Renacer de las cenizas como joya de la familia

Hoy empezó el verano y fui por última vez
a trabajar. Esas paredes me oyeron llamar
pidiendo dos días de más
para estar dos días más al lado tuyo.

Aunque nunca viniste, todo el edificio
está lleno de tu desaparición y vacío del afecto
que se suele encontrar en lo más mínimo,
una silla, un insecto, el ángulo del aula cuando
el sol despuntaba en la mañana fría
y me hacía pensar en vos

en zoom inverso.

Enrollé el mapa del país que habías comprado
hace seis meses. Se había caído sobre
el escritorio y cerrado como una ostra. Le quité
los restos de scotch como si fuera verdín.

Lo enrollé despacito porque lo habías tocado,
lo tuve en el puño al tomar el tranvía y después
al tomar el tren y subir al metro y llegar a casa,
como si pudiera retener
tu cuerpo, tus cenizas comprimidas en un diamante[1].

[1] Brilla, voz, diamante

A la naturaleza le lleva millones de años.
Pero una máquina puede fabricarlo
en tres meses,
a partir del carbono que contiene medio kilo
de cenizas.

Enviar la urna
a Suiza. El nombre de la empresa
es Algordanza y los precios varían
en función del tamaño : 0,4 carat, 1 carat. Así,
la expresión «joya de familia» adquiere todo su sentido.



Poemas inéditos

I have been to Hell and back
and let me
tell you,
it was wonderful
Louise Bourgeois



Poética del parto

Me puse debajo de la araña
protectora, predadora,
otra vez.

Miré sus huevos en el saco
del vientre
y quise correr.

………………………………..

Cada vez que me desprendo,
dijo la ciruela, me paro
al caer.

Nazco
otra vez. Por mi apego
a lo imprevisible

y a lo incierto
y a lo inhóspito.
Para venir al mundo

atravieso
el paso estrecho
de lo urgente.

Pero la necesidad
de trabajo trajo la carga
de existir.

......................................
Todos los cantos conservan las huellas de las indecisiones
que los precedieron.

No puede traducirse
la canción tartamuda
que un poeta oye dentro de una iglesia.

Sobre todo, porque igual que el tren
avanza sobre sus renglones, vas leyendo
lo que ya es una traducción.

Mais… mais… mais…

Maíz… maíz… maíz…


Ma fabricaba las explosiones

del maíz pisingallo, que no se infla con el viento
ni produce ese sonido sibilante,
sino explota
como una guerra diminuta de barrio con perdigones
bajo una tapa de acero.

Y que se traduce en copo,
en flor de algodón
crocante

como un deseo realizado después
del tartamudeo de la semilla
hacia la pequeña gloria.


**
A las cuatro Fermín va a irse.
Decile a tu padre que nadie se merece ver
la muerte de lo que quiso.

Un chico
cava el pozo para enterrar la vida
anterior.

¿Está tibia esa tierra
con el cuerpo recién dormido
por dentro?

Como si fuera un viaje del verano
al invierno en unas horas.

Y la fijeza bulle en movimientos cada vez menores.


**
Todas las cosas se removieron
con los gestos de la mudanza.
Tropiezo con los cajones y los lugares.

Al nómade
corresponde una memoria sedentaria.

Ahora que una nube convirtió al sol
en un sombrero,
me retiro de la intemperie.

Algo completamente imprevisto.

El polvillo me llovió dentro.
Habla un amiga
y la voz puede sostenerlo
en el instante de caer.


**
Dormíamos de la mano
para ir a pasear
en sueños por el borde de un río
donde buscábamos a Pedro
y lo llamábamos
para que volviera a aparecer.


Ahora te vas corriendo por la vereda
y sus afluentes que desembocan justo
en las casas
de los amigos.


¿A dónde vas

sin los ritos de la merienda?

Estuve pensando en mi hermano:
Mi hijo,
los dos están riéndose de lo rápido.

Yo jugaba en su infancia
hasta su fin con sordina.
Que me aburra.

El mismo me mira
asombrado
enhebrar cuentas en un hilo.

-¿No estabas
apurada?,


yéndose

a los rasgos de un hombre
apenas escondido.


**
El cenicero se volvió después de tu reacción,
una urna que puse entre los libros, con la ceniza de los cigarrillos
que fumaste aquí, antes de irte.

Las colillas como huesos suponen el misterio
de la vida de los sentimientos.

Incluso si me enojé, si me angustié y quité tu regalo de la mesa,
soy como un chico que olvida para empezar el día siguiente.

Y anoto sobre el titular del periódico que leo, lo que vengo
de leer en su interior: Todo no termina...Todo empieza.


**
Esos pimientos gordos rojos
y esos pimientos verdes dulces finos
que ponemos a asar
por la noche
quemándo la piel para comer la carne vegetal
ahumada.

O mezclándolos con papas
en rodajas, con cebollas para una inmensa tortilla
preparada con huevos de yemas anaranjadas.

Es así cómo celebro todas las pérdidas y el triunfo
del amor
en Bidache.
Después de la vida cortada con un hacha,
en Bidart.
La vida como arte, mi vida
ahora
te llamo
a vos
así
salvándome.

Aquí donde pacen las vacas doradas
y sobrevuelan los cerros
inmensas moscas zumbonas.


**
Camina por las calles medievales del país
primer exportador de burros.

Escucha la música de las montañas,
que vuelve reversible la mente,

el sintir de tres cuerdas o el watra, un tipo
de laúd, con las flautas chillonas.

Gritan, cantando. Y eso le encanta mientras
ascienden y descienden discutiendo.

Esos amigos garantizan una economía propia
que los mantiene unidos. Amigo, entra. Pasa.

Mira. La música gnawa, mística en su origen
los acompaña. No pueden estar solos. El silencio

apenas existe. Un nene aplaude, baila siguiendo
el canto de Daudi, otras melodías de casamiento

que es el nombre de las fiestas. Chaabi se llama
el repertorio de música de baile popular.

Toca el violín sobre la pierna y el canto, para los ignorantes
de la lengua, no se diferencia tanto del llamado del muezzín.

Aunque sea música pagana, quisiera bailar también entre
los carritos de menta y de naranjas. Una parva de azahar

para vender por la mañana y romper la baraka, la suerte
que desconoce o prefiere ignorar para vivir al día.

Este día.


**
Cada vez que los pararon en la calle y decían
vamos muy apurados, les dijeron : el que se apura ya está muerto.

Pero si se detenían, sabían que no sería posible
escapar al intercambio, que nunca tiene un precio estipulado.

En las calles de cemento gastado por las pisadas de las babuchas
y de los burros, y de las ruedas de los carros y las motocicletas,

ella es capaz de perderse en la contemplación y todas sus quejas,
sus necesidades, la pérdida y la frustración que soporta pasan

a segundo plano hasta perderse completamente, minutos, días.
Perderse entre las cosas que mira, aplicada al detalle más ínfimo

o a un fenómeno importante, por pura gratuidad. Todo lo que

es útil, sin embargo, para quien, sumergida en la tierra, al mismo tiempo,
se encandila por desconocimiento. Nunca podrá tocar realmente lo que mira.

Puede asumir un pequeño rencor hacia la gente y las instituciones
que no tienen en cuenta el humor de quienes desean perderse

en la historia y el pensamiento? Una tormenta, la lluvia subiendo
y bajando por Tala Kebira, la callecita principal de la medina,

sería extraordinario. Ojalá tenga la oportunidad de mojarse.

Poeta y ensayista nacida en el Instituto Médico Platense, con la ayuda del Dr Games y un fórceps, Roxana Páez ha vivido en Buenos Aires, Mendoza y La Plata. Hija de Liliana Schickendantz y Pastor Leopoldo Páez, conoció a los 19 años a Sergio Pujol, padre de su hijo Ulises. A fines del año 2000 la beca Saint-Exupéry la llevó a París, donde reside actualmente, dedicada a la docencia universitaria y la literatura. Tradujo, entre otros, textos de Pierre Klossowski, Rachid Boudjedra, Michel Serres, Cornelius Castoriadis, Henri Méchonnic, Marcel Duchamp, Georges Bataille, Mamhoud Darwich, Josée Lapeyrère.
En 2005, obtuvo su Doctorado en Lenguas Romances en la Universidad de Grenoble.
Publicó Gran distracción animada (Buenos Aires, Seis Sellos,1994), Las vegas del porvenir (Buenos Aires, La Marca, 1995), La indecisión (Buenos Aires, La Marca,1999), Fogata de ramitas y huesos (Córdoba, Alción, 2002) por reeditarse, Lettera rarissima (Marsella, Fidel Anthèlme X, 2007), Madre Ciruelo (Córdoba, Alción, 2007). Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, portugués y alemán, publicados en numerosas revistas, antologías y sitios virtuales, entre ellos: Monstruos. El sueño de la poesía. Antología de la nueva poesía argentina. (Edición y prefacio de Arturo Carrera), Buenos Aires, FCE y Agencia Española de Cooperación Internacional, ICI-Centro Cultural de España, 2001; Antología del subte (poemas seleccionados y afichados en el metro por Metrovías), Buenos Aires, Ediciones de la flor, 1998; Poesía. 36 autores, La Plata, La Comuna Ediciones, 1999; Naranjos de fascinante música. Poesía contemporánea de La Plata, Libros de la talita dorada, 2003; Twenty Poets from Argentina - Poetry of the Nineties (edición de Daniel Samoilovich y traducción de Andrew Graham-Yooll, Redbeck Press, Bradford, 2004); Antologie des écrivains latino-américains en France, Paris, Indigo, 2007; Latin Log 54 (
http://www.satt.org/latin-log/54.html); Biblioteca Zapatos rojos (www.zapatosrojos.com.ar).
Ademas del libro sobre Manuel Puig, Del pop a la extrañeza (Buenos Aires, Almagesto,1995), varios de sus ensayos integran tomos colectivos o fueron publicados en revistas especializadas. Entre ellos: "Juan L.Ortiz: La medida de los grillos”; "Dactilogramas: la escritura íntima" (sobre los manuscritos de Manuel Puig); “Oliverio Girondo: En la nuca del sueño”; “Wilde, la nueva crítica”; "Criollismo de otra experimentación: Francisco Madariaga"; “Tango del viudo’: el deseo corteja al fantasma”.
Recibió el Primer Premio Nacional de Poesía del Concurso Enrique Pezzoni, otorgado por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA (1993), el Segundo Premio del Concurso Nacional de Poesía "La piedra movediza" (1994) y su ensayo “Juan L. Ortiz: La medida de los grillos” fue distinguido junto con otros cinco para la publicación homenaje sobre ese autor, organizado por la Fundación Banco Mercantil Argentino. En 1998, la Direction du Livre le otorgó una Beca para Traductores Literarios que le permitió residir varias semanas en Arles.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Roxana me conmueve absolutamente fabulosa

Alejandra dijo...

Hola Roxana,cuánto tiempo ha pasado!!! escribís cosas hermosas!Sería muy lindo si pudieras contactarme.
Muchos saludos
Tu prima Alejandra Páez(Ahora Kaulen)

Nani dijo...

Mi barrio te extraña...